domingo, 7 de diciembre de 2008

Valores.

Tengo en mi despacho, con alguna reticencia por parte de mi mujer, dos portadas de periódicos enmarcadas, una de ellas, es del 4 de diciembre del 2006 y habla de cuando fuimos campeones del mundo de baloncesto, "Hijo, yo vivó el oro de Japón"; la otra es de un año después y hace referencia a la final del Europeo de Madrid del 2007, "Perdieron, pero ganaron". La victoria y la derrota, mezclados en un fantástico y ejemplar equipo. Un ejemplo para todos los que formamos el mundo del baloncesto.
Siempre he creido en el baloncesto como un fantástico medio para complementar la educación del jugador, pero no solo la educación del jugador de la cantera, de cualquier jugador. Creo que el baloncesto ayuda al mismísimo Pau Gasol, a día de hoy, a ser mejor persona.
Nadie puede negar, que si queremos, tenemos a nuestra disposición unos valores implicitos en este deporte que tanto nos gusta.
Esfuerzo, tolerancia, sacrificio, respeto, disciplina, confianza, humildad, tesón, afán de superación, compañerismo, etc., son valores, que están dentro de la cancha, en la trayectoria del balón cuando lo lanzan a canasta, en cada segundo de los cuarenta minutos de un partido, en un choque de palma del jugador con el entrenador, en el saludo a los árbitros antes y después del partido y en mil detalles más de este bendito deporte.
Hay que respirar profundo y llenarse de esos valores y disfrutar del baloncesto, y tratar de ganar todos los partidos que podamos, y apoyarse en ellos para, cada día, tratar de ser un poquito mejor persona. De este modo, pondremos, todos los días, una piedrecita más para construir un mundo, un poquito mejor.
Ayer jugué contra un equipo, al que, al terminar, no les dimos la mano, ni a los jugadores ni al entrenador. No merecían el honor de sentirse jugadores de baloncesto. Nos insultaron y trataron de sacar de quicio a mi equipo provocándoles en cada momento.
Desde aquí, desde este humilde blog, quiero dar un reconocimiento a mis jugadores por el extraordinario comportamiento que tuvieron, representaron, con el orgullo de su entrenador, el paradigma del jugador de baloncesto. Callaron ante los insultos, se esforzaron al máximo, siguieron con fe las consignas de su entrenador y les dolió, como a mi, y como a cualquiera que ama este deporte, ver en un campo de baloncesto, lugar casi sagrado, a unos indignos pretendiendo ser jugadores de baloncesto.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Muchas gracias chicos !!!!!!!!!!!!!

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